La Romana se Levanta: Voces y Coraje en la Revolución del 24 de Abril de 1965
- Serie 26 La Romana
- Apr 8
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La Romana.- Cuando estalló la Revolución de Abril el 24 de abril de 1965, la nación entera vibró con el eco del pueblo exigiendo justicia y el retorno de la democracia.
Desde la capital, el Dr. José Francisco Peña Gómez, en una histórica alocución por Radio Comercial, anunció que los campamentos militares 16 de Agosto y 27 de Febrero se habían sublevado. Oficiales subalternos, encabezados por el capitán Mario Peña Taveras, habían dado el primer paso en defensa del gobierno constitucional de Juan Bosch, derrocado injustamente en 1963.
Pero no solo en Santo Domingo se encendió la llama de la insurrección. En La Romana, la respuesta fue inmediata y heroica. El reconocido locutor Pedro Julio Acevedo, con voz firme y valiente, utilizó la emisora La Voz de La Romana para hacer un llamado al pueblo a levantarse.
Su alocución encendió los corazones de sindicalistas, militantes del Partido Revolucionario Dominicano, del 14 de Junio y otras agrupaciones de izquierda, quienes marcharon hasta la emisora, convertida en bastión de resistencia.
Las calles se llenaron de barricadas improvisadas: troncos, piedras y gritos de libertad cerraban el paso a la represión. La Policía respondió con violencia el 25 de abril: destruyeron los cristales de la emisora y arrestaron a varias personas, entre ellos a Norberto Mariñez y a Juan Guerrero, quien en ese entonces era militante del 14 de Junio y hoy forma parte del Partido de la Liberación Dominicana (PLD).
En la explanada del Cuerpo de Bomberos comenzaron a formarse pelotones de jóvenes y obreros dispuestos a marchar hacia la capital para unirse a la gran revuelta nacional contra el Triunvirato encabezado por Donald Reid Cabral, y los militares cómplices del golpe de Estado.
El 26 de abril, un grupo de dirigentes del Sindicato Unido —entre ellos los hermanos Osorio, Iván Rodríguez y John Brea— subieron a la azotea de la emisora con un altoparlante en mano. Desde allí, volvieron a convocar al pueblo a la insurrección.
Luego se dirigieron a la Fortaleza de La Romana, acompañados de cadetes sublevados de la Academia Militar de San Isidro, quienes habían llegado buscando al ex cadete Fausto de León para sumarlo a la causa.
Estos valientes bajaron hasta donde se encontraba el coronel Bucarelly, con el fin de solicitarle la entrega de armas. Aunque Bucarelly se negó a entregarlas sin órdenes superiores, llamó al coronel romanense Pedro Medrano, quien le aseguró que el ejército estaba, en espíritu, al lado del pueblo dominicano.
Ese mismo 25 de abril, un grupo de jóvenes romanenses, encabezado por Rafaelito Santana, Mario del Rosario “El Boy”, Bienve Rodríguez “Cucusa”, Julio Cruz Ávila “Secun”, Víctor García, Héctor Torres, Guillermo Rubirosa y Moreno Gil, emprendió camino hacia la capital con un revólver prestado por Moni Dhimes y un carro alquilado a Carlos Mateo.
Al llegar a San Isidro, fueron detenidos, interrogados y obligados a regresar. Pero la llama de la revolución ardía en sus pechos y, al día siguiente, volvieron a intentarlo.
Esta vez fueron arrestados y conducidos al penal de La Victoria, donde permanecieron seis días. Gracias a las gestiones del Dr. Negro Flaquer, Albert Giraldi y Don Olivo Santana, obtuvieron un salvoconducto. Julio Cruz Ávila decidió quedarse en la capital, donde se integró a uno de los comandos constitucionalistas.
Así fue como La Romana escribió su capítulo en la gesta de Abril. Con voces como la de Pedro Julio Acevedo, jóvenes decididos a darlo todo por la patria, y obreros dispuestos a marchar por la libertad, el pueblo romanense demostró que la dignidad no se negocia y que la historia también se escribe desde los rincones más valientes del país.